Tu cuchillo duele
Cuando lo apuñalas
Desesperadamente contra mi espalda
Destrozando cada pedazo de mi alma,
Que en mi poca quedaba,
Muchos se han llevado algo de ella
Y tristemente ninguno se da cuenta.
Pero tú….
¡Tú lo sabes!
Sabes que tu cuchillo me atraviesa
Y daña hasta el último punto de mi alma.
Y desesperadamente me apuñalas,
Y no me oyes gritar, tal vez…
Porque soy fuerte o
Eso es lo que quieren que crea,
Aunque ni la mitad sea cierto,
¡Soy más que débil!
Solamente que ya estaba muerta
¡Muerta en vida! ¡Pensaba y no actuaba!
Y mientras congelada, sin sentir más que una punzada,
Pensaba y susurraba…
Gracias.
¡Gracias!, por terminar con esto
Y llevarte los pedazos sobrantes,
Porque entre dolores y cortadas
Que desgastada estaba.
Pensar que sin ese cuchillo
Desolada yo estaba,
Porque con llantos y fracturas
Como me lastimaba.
¡Llévatela, llévate mi pedazo de alma!
Para que ya no sufra nada.
Para que el amor y la culpa
No trague mi aura,
Para que el llanto cese
Y mi dolor pare
¡Llévatela! ¿Para que sea?, ¡sea una persona!
Persona que supera y no guarda,
Persona a la que se quiere y ella no puede querer,
Una persona… ¿Cómo?
¡Cómo tú!
¡Sin dolor, preocupaciones
Ni angustia sin empatía por nadie o por nada¡
Y que sin embargo
Es imposible dejar de amar.
Cecilia Elizabeth Serrano Maldonado.
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